martes, 22 de septiembre de 2015

Arco 2.

Capítulo 6.

Un nuevo amanecer.

La noche había llegado, Lander se dirigía con Pedro Costa al complejo de departamentos, para que se instalara y pudiera descansar esa noche.

- Lander, ¿estas comprometido?
- ¿Por qué lo preguntas?
- Tienes cara de que te hace falta una mujer.
- Como puedes decir eso, con solo ver mi rostro.
- La experiencia de los años.

Costa le parecía agradable, o tal vez solo quería ser amable con el nuevo, pero aun así su conversación hacia que el cansancio le fuera más llevadero.

Al llegar a la residencia se podía ver un edificio bastante amplio, con varios departamentos.

- Los jefes sí que tienen dinero.
- Son buenos inversionistas. Contesto Costa.
- Te llevare a tu habitación.

Ellos habían hecho el viaje en el auto de Pedro, al entrar al estacionamiento, Lander vio que tenían elevador. Desde el estacionamiento, parecía un hotel de lujo, como unos médicos podían pagar un edificio de tal magnitud, algo poco pensable por el trabajo que realizan.

Ambos caminaron hacia el ascensor, Lander miro el número de pisos, el edificio constaba de 8, parecía más un lugar de oficinas que departamentos.

- Hay dos departamentos por piso, y contando la planta baja son 9 pisos.

Parecía que a Lander le leyeran la mente, o simplemente noto que observaba el número de botones en la consola, Costa presiono el botón del tercer piso, Lander sintió por un momento un vacío en el estómago al sentir como el elevador comenzaba a subir.

- Solo te quiero dar una advertencia, si tu vecino toca la puerta, no le abras.

Esa frase le pareció extraña a Lander, que no atendiera a la puerta, acaso el vecino tenia mala fama.
Al llegar al tercer piso, Costa le entrego las llaves con el número cinco, la puerta de la izquierda  sería su nueva residencia temporal. Al entrar las luces se encendieron, los ojos de Lander fueron deslumbrados por un momento, Dejo sus maletas en lo que era una pequeña sala, Costa desde la puerta decía algo, pero poca atención recibía.

- Mañana a las nueve de la mañana te veré en el estacionamiento, te llevare a la clínica.
- Si, nueve, entendido.

Escucho un sonido cuando se cerró la puerta, el lugar era algo silencioso, ya que las veces que podía llegar a casa siempre estaba Eline, casi siempre con la radio encendida y con música de los Beatles, que al le parecía espantosa, pero a su compañera le fascinaba.

Lander exploraba con la mirada en departamento, al lado de la sala un comedor para 4 personas estaba cerca de un ventanal, también pudo ver una barra y un arco que permitía ver una cocina completa, camino hasta el refrigerador, ya había algunos de productos, huevos, leche, un poco de carne, entre otras cosas, Eline siempre tenía verduras y frutas aparte de esto, no le permitía salir sin al menos desayunar un poco de fruta y un poco de cereal.

Siguió caminando, un pasillo pudo encontrando tres puertas, dos de estas eran habitaciones pero solo una tenia cama y un ropero, no tenían televisión o radio, la otra era un baño completo, una tina bastante amplia.
Fue por su maleta e ingreso a la habitación, comenzó a desempacar, tomo su bata y la coloco en un gancho, no tenía alguna plancha así que esperaba que no se notaran las arrugas en ella.

Cuando estaba a punto de terminar el sonido del timbre lo saco de sus acciones, camino hacia ella, mirando atreves de la mirilla un tipo algo bajito de estatura, su piel era pálida, su cabello alborotado como recién levantado.

- Si, diga que quiere.
- ¡Hola! Soy tu vecino, puedo pasar a presentarme.
- Dame un momento abriré la puerta.

Cuando Lander abrió la puerta abrió la puerta un tipo de rodillas estaba enfrente de él, esta se levantó, tenía la misma estatura que él.

- Celebremos tu llegada.
- Como dices. Lander contesto algo extrañado.

El extraño mostró una caja de cervezas mientras abrazaba a Lander y entraban al departamento, se escuchó como la puerta se cerraba tras de ellos.




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