viernes, 6 de marzo de 2015

El amor son canciones

Esas llamadas nocturnas
Abecés solo por la razón de decirte
“Solo llame para decirte te amo”
Tantos recuerdos compartimos
Que en mi memoria viven.

Abecés nos cansamos de las pláticas
Y solo necesitamos amor
Noches enteras de pasión
Solo con mi chica.

La gente me pregunta
Por qué me enajeno contigo
Solo puedo contestar
“Y la amo”.

La noches de nuestros encuentros
Solo una frase esta en mi mente
“besame” con pasión
Demostrando nuestro amor.

Por que al final
Solo te mirare esta noche
Hasta que llegue el amanecer

En la gloria del amor. 
TRES RATONCITOS EN NAVIDAD

Una mañana en un cabaña, rodeada por la nieve se escuchaba un gran revuelo, era la mañana del día de la noche buena, en aquel lugar vivían tres ratoncitos,  el mayor del color de la miel, el segundo blanco tal el copo de nieve, y el ultimo el más pequeño del color del café con leche.

Los tres dormían en su madriguera, calientes con la paja que recolectaron antes del inviernos, el ratoncito mayor, con sus grandes orejas escucho mucho ruido de los humanos y despertó a sus hermanos. Saliendo a ver qué es lo que pasaba, vieron a los niños correr y adornar el lugar con velas blancas y adornos de colores, sin saber a qué se debía tanto alboroto se acercaron al señor cucú, un reloj que llevaba varios años colgado en la pared.

-          Señor cucú, que es lo que pasa, porque tanto ruido tan temprano, preguntaron los hermanos ratoncitos.

-          Esta noche es víspera de navidad mis amiguitos, en unas horas será noche buena, una gran fiesta de comida y regalos iniciara. Contesto el seños cucú.

-          Pero qué es eso, nosotros no lo conocemos, dijo el más pequeño de los ratones.

-          Esta noche es noche buena, los humanos la celebran por que el día de mañana es navidad, y Santa Claus, le trae regalos a los niños que fueron buenos este año. 


Los tres ratoncitos se miraron entre sí, no sabían de lo que el viejo reloj hablaba, así que fueron a investigar, subieron por unos de los agujeros que estaba cerca que ellos, lo habían hecho para ir de un lado a otro dentro de la casa sin que los humanos los vieran.

Llegaron a la sala, y vieron un gran árbol o para ellos era enorme dentro de la casa, asustados pensaron que la casa se caería, pero no vieron que el árbol tuviera raíces, entonces acercaron a él, curiosos ya que colgaban cosas de las ramas, subieron a él, el árbol se sacudió un poco ya que los ratoncitos curiosos se acercaban a las esferas,  reflejando sus colores miel, blanco y del color del café, sus bigotes temblaban, era curioso ver tanto color en un árbol.

En eso se escuchó que los niños entraban en la sala donde estaba el árbol, con grandes botas en sus manos, se acercaron a la chimenea y la pusieron,  en una repisa encima de ella. Dentro de esa bota un pedazo de papel. Los ratoncitos atentos a eso, movieron la cabeza, al mismo tiempo, como un espejo reflejado uno al otro.

-          Ya quiero que sea navidad, dijo uno de los niños.

-          Si, Santa llegara esta noche, dejare leche y galletas para él. Una niña muy ilusionada decía.

-          Navidad, Navidad hoy es navidad, Cantaba el niño más pequeño de los tres.

Entre risas, y cantos las voces se fueron alejando, los ratoncitos, bajaron del árbol, y se dirigieron a su madriguera, algo inquietos y nerviosos, estaban maravillados del color y de la alegría que se sentía en el lugar. Pero qué era eso de navidad y noche buena a un no entendían bien, y el señor cucú no le podía explicar más.

¿A quién podrían recurrir para saber quién era esa tal Santa y por qué le dejaban comida?

El ratoncito de color de nieve, dijo a si a sus hermanos.

-          Vamos con la gallina ella si debe saber.

-          Si, de seguro nos puede decir por qué tanto alboroto.

A si los tres ratoncitos salieron de la casa, dirigiéndose al corral de las gallinas, en él se acercaron a una que muy sentada en su nido, cacareaba una canción.

-          Señora Gallina, puedo hacerle una pregunta. Dijo el ratón más pequeño.

-          Claroooo, dijo la gallina, moviendo la cabeza sin parar.

-          Hoy es noche buena y mañana navidad, ¿pero por qué?; hablo el ratoncito mayor.

-          Navidad es cuando nació un niño llamado Jesús, y los humanos hacen una gran fiesta una noche anteeees, y para los niños buenos un viejito, les trae juguetes.

Los ratoncitos sorprendidos, juntaron sus cabezas, y comenzaron a hablar entre ellos.

-          Sera cierto eso, tal vez también nos pueda pedir algo nosotros, somos buenos ratoncitos.

Se giraron hacia la gallina y le dieron las gracias. Después regresaron a casa y buscaron como podrían hacer para poner unas botas como los niños, no tenían chimenea, así que fueron a la cocina para ver que podrían utilizar. Cuando llegaron a la cocina muchos olores se podían percibir en ella, de comidas muy variadas, asombrados por todo lo que podían ver y oler. Entonces una gran uva rodo hasta donde estaban escondidos, no pudieron resistir la tentación y la tomaron, repartiéndose la jugosa uva, era suave y dulce, pocas veces puede probar algo así.

Mientras comían, escucharon las voces de las personas mayores de la casa, diciendo que la cena estaba casi lista, ya era más de medio día, y al parecer los preparativos estaban casi completos, los ratoncitos caminaron con mucho cuidado para que no se dieran cuenta de ellos. Entonces un listón para el cabello fue dejado cerca de una ventana, así que rápidos lo tomaron y lo llevaron a la madriguera, mordieron y cortaron el listón, en tres partes, cada uno hizo su bota y la coloco cerca de la mesa donde comían lo que tenían almacenado para el invierno.

Pero que más faltaba se preguntaron los tres ratoncitos.

El más pequeño y el más glotón  dijo: - la Cena es lo que nos falta-

A sí que de nuevo fueron a la cocina, recogiendo y tomando lo que se encontraran, como migajas de queso, volitas de migajón que las personas dejaron cuando cortaron el pan, otras uvas que cayeron de la mesa. Todo lo llevaron a la madriguera. Muy contentos los tres estaban, cuando se dieron cuenta la noche había caído, se escuchaba entrar gente a la casa, en ratos niños y adultos cantando, risas.

La fiesta había iniciado, así que ellos también comenzaron a comer y a jugar, todo el día se la pasaron investigando que era la navidad y juntando las cosas, tenían mucha hambre. Pero recordaron algo, como sabría Sata lo que ellos querían, ellos no sabían escribir y no tenían papel.

-          Entonces el llegara y no nos traerá nada. El más pequeño con lágrimas en sus pequeños ojos de ratón aparecieron.

-          El ratoncito de blanco color lo tomo de las patitas y le dijo. Si juntamos nuestros bigotes y deseamos lo que queremos este día, de seguro él lo sabrá.

-          El ratoncito color de miel, también tomo las patitas de sus hermanos, y movió la cabeza en forma de aceptación. Pidamos hermanitos.

Los ratoncitos tomados de las patitas cerraron sus ojos, inicio el más pequeño, diciendo que quería el queso más delicioso para él y sus hermanos, el segundo pidió la paja más suave y caliente para que todos durmieran muy bien, y el más grande pidió que sus hermanitos siempre estuvieran con él.

Después de hacer esto los ratoncitos se fueron a dormir, los tres muy juntos y acurrucados, durmiendo tranquilamente. Cuando de pronto toda la casa quedo en silencio, las luces de las velas, bajaron, un regordete hombre bajo de la chimenea y con él un regordete ratón, llevando las vestimentas de Santa Claus, saco rojo de terciopelo, botones dorados, aquel hombre dejo al ratón, el cual entro en la madriguera dejando rebanadas de quesos para los tres, se acercó a los tres durmientes y cubrió con un edredón, tan suave y caliente que la sonrisa de los tres el noto, para el ultimo regalo el dejo una pintura con un ratón de color de miel acompañado de dos ratones de color blanco como la nieve y otro de color café con leche, después de esto el salió, regreso con su amigo gordiflón.

La mañana llego un gran alboroto se escuchó, ya que santa si llego dejando juguetes a los niños de la cabaña, los ratoncitos despertaron, con la sorpresa de que estaban cubiertos por el edredón, con un festín de quesos y un cuadro pintado con amor de tres ratoncitos que hermanos son.

FIN.
SOLO UN CUENTO MÁS DE NAVIDAD

-          Navidad, la fiesta que por religión fue impuesta y ahora es la temporada más importante de la mercadotecnia y grandes compañías, para elevar las ventas. Pero no me quejo, ya que para mi negocio es la mejor temporada de todo el año.

Eso es lo que pensaba el Sr. José, cuando sentado en el camión se dirigía a su trabajo, una tienda localizada en el primer cuadro de la ciudad de México. Que se dedicaba a vender los productos de temporada. Al negocio no le iba nada mal, tenía para vivir mejor que a muchas personas con la economía actual del país.

El camión continuaba su ruta habitual, cuando en un alto una persona pidió permiso para subir, vestía de forma muy sencilla, con unos jea-ns de tipo vaquero algo viejos, una chamara que se veía que tenía años con ella y en la mano una biblia.

Al ver la biblia el conductor dudo un poco, ya que no le agradan los fanáticos religiosos, pero como ya es muy común en estos días, las personas suben para pedir limosna y cargan una para conmover a la gente que es allegada a esas creencias, así que accedió.

Cuando aquella persona subió al camión los pasajeros prestaron atención ya que su aspecto era poco común, de barba larga en el rostro y el pelo suelto.

-          Un mugroso, al menos no creo que nos asalten, sería muy contradictorio con eso de que el conductor trae a san judas, el santo que la mayoría de estas personas se encomiendan.

Eso pensó el Sr. José al ver quien se subió al camión y su aspecto. A sí que procedió lo que común hace la mayoría de la gente a ignorarlo y concentrarse en ver la calle o su celular.

-          Gloria, al señor en los cielos y paz a los hombres de buena voluntad, a si nos bendice el señor, en estas fechas de alegría porque su hijo nace para nosotros. No importa raza o credo, si la natividad del señor es para todo el mundo. ¿Por qué nos serramos a recibirlo al menos una vez al año?

Aquel sujeto comenzó hablar y caminar por el pasillo del camión. Su voz era clara y sin gritar llamo la atención de la gente que iba en el camión. Hasta del Sr. José que por unos momentos presto atención.

-          No cierren sus corazones, a recibir el regalo que nos da la Natividad del señor, no es dinero, no son cosas materiales, nos da Fe y esperanza. ¿Qué es un hombre sin Fe, sin esperanza de algo mejor? , así que les pido de su ayuda, no para mí, sino para un comedor que está en nuestra iglesia de esta comunidad, para que en noche buena podamos, dar algo de alimento a los que menos tienen. Por favor les pido de corazón, que nos apoyen con lo que ustedes gusten, incluso si pueden darnos en la iglesia algún alimento que podamos preparar. Se los agradeceremos de corazón.

De esa forma la persona que dio el discurso pasó a los lugares de la gente, extendiendo la mano para recibir alguna moneda, al momento de acercarse al lugar donde estaba el Sr. José, el de mala gana metió la mano en el pantalón y saco unas monedas, cuando aquella persona llego a su lugar, retiro la mano y le dijo.

-          Solo si viene de tu corazón ayudar es que aceptamos, si lo haces por apariencias o costumbre, mejor guarda tu dinero.

Dicho esto esta persona se dirigió a la parte de enfrente del camión, se acercó al chófer le dio bendiciones. Después se bajó cuando el camión hizo de nuevo la parada. El Sr. José algo sorprendido de esas palabras, guardo sus monedas de nuevo en la bolsa de pantalón.

-          Limosnero y con garrote, a si se pone de diva alguien que pide limosna. Entonces que se mueran de hambre.
Diciendo esto en voz alta, muy molesto y apenado que lo dejaran con la mano estira para dar el dinero. El camino continuo y el Sr. José llego a su puesto, mientras limpiaba y sacaba los productos de navidad, esferas, adornos para las puertas y muchas cosas más. Se alegraba de que las ventas comenzaran a subir mientras más se acercara la fecha de navidad.

Diciembre el ambiente cambia, se siente alegría y melancolía al mismo tiempo, se acerca el fin de año y el cierre e inicio de muchos ciclos, pero para el Sr. José solo es la mayor venta que tienen en todo el año, ni siquiera el día de los enamorados vende tanto como en navidad. Pero las palabras de aquel hombre que se subió al camión no se le quitaban de la cabeza, que es dar de corazón algo, en estos tiempos todos esperan recibir algo a cambio.

-          Y el desgraciado no me quiso aceptar mi dinero, como lo ve Don chucho. Resulto ser muy digno para eso.
El señor platicaba con Don chucho, un viejo que ya pasaba sus días sentado en una silla en la calle, viendo todo lo que pasaba en el primer cuadro de la ciudad.

-          Hay mijo, y ni entenderás esas palabras hasta que te mueras, yo que estoy cerca de eso, las entiendo re bien.

Don chuco como lo conocía la gente, vivió la parte final de la revolución mexicana, nadie sabía su edad exacta, pero siempre es muy agradable platicar con él, será porque solo se sienta a escuchar y no dice mucho, o porque los años le dieron sabiduría. Un viejo Búho a si lo catalogaba el Sr. José.  Aunque últimamente cada tarde lo llevaban  a la iglesia, se imaginaba que ya él se sentía con un pie en la tumba.

-          Que pasó Don chucho, ¿Me está diciendo menso?
-          Pues tú sabrás si lo estás, para mí solo estas segado, ya llegara el rayo de luz que te quite la venda de los ojos.

Esas palabras dejaron pensando al Sr. José, ¿ciego el?, tantas marchas, tantas cosas que pasan en el primer cuadro de la ciudad y aun así le dicen que tiene una venda en los ojos.

Otros días transcurrieron y se acerba la noche buena, y es cuando más trabajo tenía el Sr. José, ya que el primer cuadro se llenaba de gente, comprando regalos ya adornos para sus casas, terminaba muy tarde las ventas, un día después de salir de su tienda, paso a una de las tiendas de cadena, comprando cosas para comer algo en cuanto llegara a su casa.

Algo de atún, galletas, y unos cuantos dulces más, cuando se dirigía a tomar su camión para ir a casa, un par de personas se le acercaron.

-          Señor, me puede ayudar con algo de comer, no hemos comido este día, por favor solo algo para comprar comida.

El señor José aún tenía una de las latas de atún en la mano, su reacción fue inmediata, dándole a una mujer al parecer con ropas indígenas, la lata, saco de la bolsa las galletas y también las entrego, a la niña que la acompañaba, le dio unos dulces de amaranto.

Inmediatamente la señora lo tomo e hizo un gesto de gratitud, El Sr. José comenzó a caminar, sin mirar o esperar palabras de agradecimiento, al girar la cabeza para ver donde sucedieron las cosas, miro como la mujer, destapaba los dulces y se los daba a su hija.

Cuando el Sr. José subió al camión y se sentó, apenas reacciono de su acto, no pensó en nada más que darle algo de comer a esas personas, no pensó que lo compro para él, tampoco que lo acaba de comprar, solo fue por un instante la idea de ayudarlas, sin más que esperar, ni un gracias como tal fue, pero vio que esas personas sonreían. En ese momento alguien se sentó a su lado, sacándolo de sus pensamientos. Al mirar quien estaba al lado, se llevó la sorpresa de que fue el joven que pedía ayuda para la cena de navidad de la iglesia.

-          Y se siente bien ayudar a otra persona sin pensarlo, solo por el hecho de hacerlo, sin pensar recibir algo a cambio.
El joven no desvió la mirada que tenía posada al frente, el Sr. José miro que tenía la misma ropa de la vez pasada, pero no respondió nada, se mantuvo callada hasta que el joven bajo del camión.


Llegando la mañana del 24 de Diciembre, El Sr. José, tubo curiosidad de saber quién era esa persona, así que se dirigió a la iglesia de la zona donde el joven se había subido al camión,  Cuando llego a ella, se dio cuenta que gente de esa iglesia, había comprado en su tienda, vio adornos pero tenían algo más, se veían llenos de vida, no como el los recuerda en su tienda. Había gente atareada preparando las cosas para la misa de noche buena y otra más que se dirigía a la parte de atrás, donde se encontraban mujeres y algunos ancianos, preparando ollas para cocinar.

Al acercarse y preguntar que hacían, una de ellas le dijo que prepararían la comida para dar a las personas que no tenían donde pasarla, el Sr. José, pregunto que si conocían algún joven, dando las características, ellos negaron con la cabeza, indicándole que su grupo solo se conformaba de ancianos y señoras. Poco los jóvenes se integraban a esa actividad.


Cuando el Sr. José, se dirigía a la salida una de la figuras del atrio de la iglesia llamo su atención, un cristo que del cual tenía ropas como las del joven vestía, un párroco se acercó a él, viendo la curiosidad del visitante.

-          ¿Extraño que un cristo tenga ropas cerca?

El Sr. José asintió con la cabeza.

-          Dice el mito popular que un día, un anciano caminaba por las calles en noche buena, con frió y hambre y un hombre que parecía traer solo una toga, se le acercó ofreciéndole cobijo y comida. Para agradecerle al ver que el joven no tenía más que unas mantas raídas con él, el anciano dio un pantalón, camisa y chamara a quien le ayudo. En forma de ayudarle también para pasar el frió.

El Sr. José, miro al párroco, y pidió hablar con él un momento, le explico todo lo que paso, y sobre el joven que buscaba. El párroco negó que conociera alguien a si dentro de los grupos de esa iglesia.

-          Solo lo que te puedo decir, es que fuiste amable con alguien sin esperar o pensar en algún beneficio. Y tal vez solo tal vez, él se dio cuenta.
Señalando la figura.

El Sr. José, regreso a su puesto, y le contó a Don. Chucho lo que paso, el anciano solo sonrió.

-          Ahora entiendes lo que te segó y ya no está.

A si paso la tarde, el Sr. José, comprendió que él veía la navidad como negocio, a la gente que pide ayuda como solo un estorbo, y aunque no todos la necesitan, pero hay quien si la necesita. No es solo de cosas materiales, ni de fiestas por todos lados, es de compartir y ser sinceros con nosotros y nuestros sentimientos. De dar cariño por medio de actos desinteresados. 
https://ssl.gstatic.com/ui/v1/icons/mail/images/cleardot.gif